Crímenes imposibles. Director: Hernán Findling. Protagonistas: Federico Bal, Sofía del Tuffo, Carla Quevedo, Marcelo Sein y Guido D’Albo, entre otros. Guión: Nora Leticia Sarti. Wit Producciones. Argentina, 2019. Estreno en la Argentina: 31 de octubre de 2019.
Suspensión de la incredulidad. Así se le dice a la acción voluntaria con la cual el espectador deja de lado su sentido crítico y acepta los hechos fácticos que la obra expone ante sus ojos y frente a su intelecto. Es el trámite imprescindible que se necesita para validar las propuestas improbables, ilógicas o directamente irreales, que el reino de la ficción despliega como experiencia inmersiva para satisfacer nuestra demanda de diversión y atento entretenimiento.
En Crímenes imposibles, thriller paranormal de Hernán Findling, se cumple este contrato implícito entre las partes. No a la perfección, ya que hay algunos engaños fraudulentos en lo que se muestra y luego se reconstruye, pero aquello que se oculta para su posterior resignificación está (en su mayoría) bien escondido y mejor jugado. El final pone en un correcto lugar las piezas que han estado moviendo el detective signado por la tragedia personal; y la misteriosa monjita autoincriminada de homicidios, algo que sólo podría haber hecho estando poseída por un demonio.
Resulta curioso (al menos) que una película que postula su base narrativa desde la tensión entre valores contrapuestos como la realidad y el sueño, la razón y la fe, no pueda explotar de manera convincente el material que nace del choque entre estas clásicas contradicciones del cine de género que la representa. Tal vez porque el argumento ordena las ideas de manera obvia, con diálogos pretenciosos y altisonantes, algo que la lograda imaginería visual no alcanza a salvar.
O tal vez porque la suspensión de la incredulidad necesita de altos niveles de credibilidad ficcional para llegar a manifestarse como empatía hacia los personajes y las situaciones que los involucran. Credibilidad que, a nivel actoral, Crímenes imposibles no tiene. Sobre todo entre los protagonistas excluyentes de la trama, más cerca de la impostura que de la composición. Un yerro que le impide al film delinear el dramatismo que busca, el suspenso que sugiere y la redención que necesita.
Fernando Ariel García
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